El agua mágica

     Había una niña que tenía un padre que estaba enfermo. Y vino el médico varias veces, pero el padre seguía enfermo y no se curaba. Y la niña estaba muy triste.

     Una noche la niña se asomó al balcón de su casa y se puso a mirar a la luna durante un rato largo. Y entonces dentro de su corazón escuchó una vocecita que le decía: "Tienes que hacer algo para que se cure tu padre. Tienes que ir al bosque y buscar una fuente que echa agua mágica y traerle agua a tu padre para que la beba y se cure".

     Al día siguiente la niña se levantó tempranito y se fue al bosque, llevando una botella de cristal. Encontró un sendero y lo siguió, confiada en que le llevaría a la fuente del agua mágica. Caminó durante dos horas sin descansar. Iba a la sombra, caminando por entre los árboles, y escuchando el canto de los pajaritos.

     Por fin empezó a escuchar el sonido de una fuente. Su corazón empezó a latir con fuerza. Y de pronto se encontró en un lugar lleno de magia. Ante sus ojos apareció la fuente más hermosa que se puede imaginar. El agua desprendía frescor, música y luz.

     La niña se sintió muy contenta. Bebió un tragito de agua y notó que le sentaba muy bien y que la llenaba de fuerza y energía. Entonces llenó su botella de agua, totalmente convencida de que realmente era agua mágica que iba a curar a su padre.

     El lugar era maravilloso. La niña se encontraba muy agusto y le hubiera apetecido quedarse allí todo el día. Pero no se quedó ni un momento porque tenía prisa por llevarle el agua a su padre. Volvió por el mismo sendero, caminando lo más rápido que pudo.

     Cuando llegó a casa se fue directamente a la habitación donde estaba su padre. Y le dió la botella para que bebiese. El padre bebió, y, después de beber miró a su hija a los ojos y a los dos se les cayeron las lágrimas. Al cabo de un momento el padre empezó a sonreir. Empezaba a sentirse bien. Y por la tarde ya notó que estaba completamente sano. Entonces llamó a su mujer y a sus otros dos hijos y se lo contó. Y todos se sintieron completamente felices.

    Al día siguiente fueron todos al bosque y buscaron la fuente del agua mágica, pues querían darle las gracias porque había curado al padre. Buscaron por todo el bosque, pero no consiguieron encontrarla. Entonces el padre les dijo: "Quizás la fuente mágica se ha ido a otro bosque lejano donde otra niña necesitaba coger agua para su padre. Las cosas que tienen magia cambian de sitio con facilidad. Pero lo que importa es que yo ya estoy sano y para nosotros esa fuente ya cumplió su misión". Y todos le dieron gracias en su corazón a la fuente del agua mágica y se quedaron contentos de que la fuente se hubiera ido a otro bosque par curar a otro padre, o a un abuelo, o a cualquier otra persona que lo necesitase.

     La niña guardó todos estos recuerdos en su corazón. Y siempre pensó que el día más importante de su vida fué aquel en que curó a su padre gracias al agua de la fuente mágica.

(Carmen y Juan, 12-06-2006)